Lo confieso, me encanta. Cuando alguna persona entra al local y sonriente nos aclara: «- Aquí me hicieron mis tarjetas de comunión y luego hice a la de mi casamiento, mi hija su invitación de quince años y hoy hago la de bautismo de mi nieta».

No fui yo quien las diseñó en cada oportunidad, pero me encanta saber que el alma del lugar que aquí lo percibe, sí fue testigo, porque «la Imprenta» es la de siempre.

Homero ya cantaba su Naranjo en Flor y los Beatles aún no habían pisado América, cuando esta esquina ya olía a tinta y papel. Todo comenzó con los hermanos Ghoutier, una de las primeras imprentas de la ciudad de Zárate. Luego lo siguió Millan Ramos en el advenimiento de los ochenta. Y cuando el siglo cambió, fue Ticer quién se estableció. Somos testigos y partícipes de la revolución que la internet trajo en la comunicación y artes gráficas. Mi formación publicitaria, mi oficio en diseño y con la inspiración de aquellos maestros tipógrafos cada día retomamos el eterno desafío que implica emprender en Argentina. Porque la evolución es permanente pero la esencia es la misma.

Los esperamos en la Imprenta de la Esquina, de Brown e Ituzaingó, en Zárate.

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